Los científicos por mucho tiempo han expresado su preocupación por los posibles efectos adversos para la salud derivados de la exposición excesiva a la luz de longitud de onda corta (SWL), que incluye la luz azul de los teléfonos inteligentes, portátiles y tabletas. La Comisión Internacional de Protección contra Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) ha identificado una falta de consenso entre los funcionarios de salud pública sobre si la SWL artificial altera el ritmo circadiano y, de ser así, si el ritmo circadiano alterado está asociado con resultados adversos para la salud.
El sistema neuroendocrino y los ritmos circadianos son sensibles a la SWL, que se define como luz en el rango de 380 a 550 nanómetros. A pesar de la evidencia experimental inconsistente, la SWL reduce potencialmente la somnolencia nocturna, suprime los niveles de melatonina y puede afectar negativamente la calidad y duración del sueño.
La evidencia a largo plazo demuestra que la privación de sueño, incluida la alteración del sistema circadiano, se asocia con diversos efectos sobre la salud, como deterioro cognitivo, ansiedad, trastornos del estado de ánimo y disfunción endocrina. Sin embargo, existe incertidumbre con respecto a los efectos adversos a largo plazo de la exposición a la SWL, especialmente en relación con el desarrollo de enfermedades crónicas.
Se necesitan más estudios para medir y cuantificar la longitud de onda de las fuentes de luz y abordar los supuestos sobre la exposición a la luz en los trabajadores por turnos.
Esta información proviene de un estudio publicado en la revista Health Physics, realizado por Sharon Miller titulado 'Declaración de la ICNIRP sobre la exposición a la luz de longitud de onda corta procedente de fuentes artificiales en interiores y la salud humana'.
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