Para el ensayo de fase 1, el equipo reclutó a 31 pacientes con al menos una de varias afecciones autoinmunes, incluido el lupus sistémico y cutáneo. Fueron asignados al azar para recibir inyecciones del anticuerpo monoclonal, en varias dosis, o un placebo. Las inyecciones se administraron cada cuatro semanas, hasta un total de tres. Después de un mes, el grupo con la dosis más alta de anticuerpos mostró el mayor beneficio: siete de ocho (87,5%) tuvieron una reducción clínicamente significativa en los síntomas de la piel, en comparación con aproximadamente el 37% de los pacientes con una dosis más baja y el 28% de los pacientes con placebo.
A diferencia de las terapias que tienen un objetivo amplio en el sistema inmunológico, los anticuerpos monoclonales se dirigen a componentes específicos de la respuesta inmunitaria, lo que significa que pueden tener menos efectos secundarios y ser más efectivos.
Los investigadores también encontraron que los pacientes con alta actividad de interferón para comenzar eran aquellos cuyos síntomas mejoraron con el anticuerpo. Entonces, medir la actividad del interferón de los pacientes puede ayudar a identificar a los que tienen más probabilidades de beneficiarse del tratamiento.El siguiente paso es una prueba de fase 2 más grande.
Los hallazgos de este estudio fueron publicados en la revista Science Translational Medicine .
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