El hígado desempeña un papel fundamental en el almacenamiento y suministro de energía al organismo. En la diabetes tipo 2 y la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (EHAEM, comúnmente conocida como hígado graso), las mitocondrias las centrales energéticas de la célula no pueden alternar eficientemente entre las distintas fuentes de combustible.
Científicos del Centro Alemán de Diabetes (DDZ), la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf (HHU) y el Hospital Universitario de Düsseldorf (UKD) midieron, por primera vez, la capacidad de las mitocondrias del corazón, los músculos, el hígado y los riñones para utilizar los productos de la degradación de las grasas los cuerpos cetónicos para producir energía. Los niveles de cuerpos cetónicos pueden incrementarse mediante el ayuno, el ejercicio o las dietas bajas en carbohidratos.
El estudio, publicado en la reviste eBioMedicine, muestra que la generación de energía a través del metabolismo de los cuerpos cetónicos se reduce en la resistencia a la insulina, como en la diabetes tipo 2 y el MASLD, destacando un nuevo objetivo potencial para mejorar el metabolismo energético en la diabetes.
Nuestro organismo depende de la capacidad de alternar entre diferentes fuentes de energía según la disponibilidad de nutrientes. Los cuerpos cetónicos son pequeñas moléculas producidas por el hígado a partir de ácidos grasos cuando la glucosa escasea. Proporcionan un combustible alternativo para el corazón, los músculos esqueléticos, los riñones y otros órganos. Un nivel elevado de cetonas puede favorecer la producción de energía en personas sanas, pero su beneficio en este contexto depende de la capacidad de las mitocondrias para utilizarlas. El simple aumento de los niveles de cetonas puede no ser suficiente para las personas con diabetes tipo 2.
Los investigadores examinaron numerosas muestras de tejido de personas obesas con y sin diabetes tipo 2, o con y sin MASLD. Mediante un novedoso método basado en una técnica denominada respirometría de alta resolución, lograron, por primera vez, medir directamente la producción de energía mitocondrial a partir de cuerpos cetónicos.
Los resultados fueron claros: en todos los estados de resistencia a la insulina investigados, las mitocondrias producen menos energía a partir de cuerpos cetónicos. En comparación con los respectivos grupos de control, las células del músculo cardíaco y esquelético de individuos con sobrepeso y diabetes tipo 2, así como las células hepáticas de individuos con sobrepeso y síndrome metabólico mitocondrial (SMALD), mostraron una menor utilización de cuerpos cetónicos para la producción de energía.
Estos hallazgos podrían tener implicaciones directas para las personas con diabetes, ya que sugieren que el simple aumento de los niveles de cuerpos cetónicos podría no ser suficiente para mejorar la producción de energía si las mitocondrias no pueden utilizarlos eficazmente. Los tratamientos futuros deberían centrarse en mejorar la utilización mitocondrial de los cuerpos cetónicos y restaurar la flexibilidad metabólica. Los estudios de seguimiento del grupo de investigación explorarán con mayor profundidad los mecanismos subyacentes a esta alteración del metabolismo de los cuerpos cetónicos e identificarán posibles terapias.


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