Como sabemos, la ciencia avanza a pasos agigantados prácticamente día a día, debido a esto es que actualmente se puede decidir a qué edad se quiere tener un bebé, ya que existen tratamientos de fertilidad (comúnmente usados por mujeres mayores de 50 años) los cuales permiten que toda mujer tenga las mismas posibilidades de traer al mundo un bebé sano.
Aunque dicha afirmación todavía no cuenta con el aval de toda la comunidad científica, ya que gran parte considera que hay mayores riesgos en la adultez, se conoce que todo este debate es cuestión de tiempo para que los riesgos y ventajas se igualen tanto en mujeres jóvenes como en mayores.
A ciencia cierta, de lo que realmente se está hablando va más allá del proceso de dar a luz en sí mismo, ya que involucra una modificación de los patrones tradicionales, en los cuales las pautas biológicas y naturales determinan las culturales para otro patrón en donde la cultura y la autodeterminación regulan los ritmos biológicos. Por lo tanto, nos encontramos ante una oposición donde la maternidad se encuentra lejos del plano biológico en el cual el cuerpo tiene naturalmente una mayor predisposición al embarazo, y nos referimos a que es el cuerpo el que se puede adaptar (ayudado por la ciencia) a aquel tiempo donde las mujeres tengan el mayor deseo de convertirse en madres, lo cual puede surgir luego de la menopausia.
En estos casos, es fácil observar que el ritmo social no se sincroniza con el biológico, y es por eso que muchas mujeres debieron, muchas veces, sacrificar una de sus dos funciones, la laboral o la maternal, en pos de poder cumplir satisfactoriamente con la otra.A la vez el intenso ritmo laboral es lo que provoca que muchas personas no dispongan del tiempo necesario para formar una relación de pareja durante su juventud, lo cual sí podrían hacer ya de adultos, y con el legítimo deseo de dar a luz a un hijo.Gracias a los avances de la ciencia hoy en día, se hace cada vez más evidente que el ritmo biológico natural no puede determinar el social o individual en el caso de la maternidad. Y es que, como vimos anteriormente, que actualmente es casi igual ser madre de joven o de adulta.
Aunque dicha afirmación todavía no cuenta con el aval de toda la comunidad científica, ya que gran parte considera que hay mayores riesgos en la adultez, se conoce que todo este debate es cuestión de tiempo para que los riesgos y ventajas se igualen tanto en mujeres jóvenes como en mayores.
A ciencia cierta, de lo que realmente se está hablando va más allá del proceso de dar a luz en sí mismo, ya que involucra una modificación de los patrones tradicionales, en los cuales las pautas biológicas y naturales determinan las culturales para otro patrón en donde la cultura y la autodeterminación regulan los ritmos biológicos. Por lo tanto, nos encontramos ante una oposición donde la maternidad se encuentra lejos del plano biológico en el cual el cuerpo tiene naturalmente una mayor predisposición al embarazo, y nos referimos a que es el cuerpo el que se puede adaptar (ayudado por la ciencia) a aquel tiempo donde las mujeres tengan el mayor deseo de convertirse en madres, lo cual puede surgir luego de la menopausia.
En estos casos, es fácil observar que el ritmo social no se sincroniza con el biológico, y es por eso que muchas mujeres debieron, muchas veces, sacrificar una de sus dos funciones, la laboral o la maternal, en pos de poder cumplir satisfactoriamente con la otra.A la vez el intenso ritmo laboral es lo que provoca que muchas personas no dispongan del tiempo necesario para formar una relación de pareja durante su juventud, lo cual sí podrían hacer ya de adultos, y con el legítimo deseo de dar a luz a un hijo.Gracias a los avances de la ciencia hoy en día, se hace cada vez más evidente que el ritmo biológico natural no puede determinar el social o individual en el caso de la maternidad. Y es que, como vimos anteriormente, que actualmente es casi igual ser madre de joven o de adulta.
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