
Sadaf Farooqi y su equipo estudiaron el comportamiento y las áreas activas en el cerebro antes y después de haberles suministrado leptina a los sujetos, que tienen deficiencia congénita de leptina. Sin leptina comían mucho más que con leptina y sin preferencias. Además, cuando se les mostraban imágenes de comida antes y después de las comidas, su actividad cerebral era distinta. Los científicos creen que la leptina actúa sobre las neuronas en un área del cerebro relacionada con la sensación de recompensa y adelanta la sensación de plenitud cuando se come.
Sin embargo, el tratamiento con leptina no estaría indicado en las personas obesas que no tengan deficiencia porque son resistentes a su efecto, explican los científicos en la revista Science.
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