Las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares, son responsables de más del 70% de las muertes anuales en el mundo. ¿Como evitar esto?.
Un factor importante que contribuye al aumento de las tasas de diabetes es el alto consumo de bebidas azucaradas, incluidas las bebidas refrescantes. La Organización Mundial de la Salud recomendo a todos los gobiernos del mundo establecer un impuesto de al menos el 20% sobre las bebidas azucaradas como herramienta eficaz para ayudar a reducir el consumo y frenar los riesgos para la salud.
El Informe Mundial sobre la Obesidad muestra que la obesidad sigue siendo un problema grave. Se estima que, si no se toman medidas, la obesidad afectará a millones de adultos y millones de niños en 2035. Con un aumento anual del 2,3 % en la obesidad, las muertes van a aumentar.
A pesar de las afirmaciones de la industria azucarera de que el impuesto de promoción de la salud es ineficaz, la evidencia mundial sugiere firmemente lo contrario. Los países que han implementado esos impuestos han experimentado descensos significativos en el consumo de azúcar.
Los impuestos a las bebidas azucaradas se han implementado en 103 países y territorios a nivel mundial y se ha demostrado que son eficaces en muchos países.
En Irlanda hubo una reducción del 30,2% en el consumo de azúcar a través de estas bebidas. En California, un estudio mostró una disminución del sobrepeso y la obesidad entre los jóvenes que viven en ciudades donde había un impuesto a las bebidas azucaradas. En México, en 2014 se introdujo un impuesto a las bebidas azucaradas de 1 peso (0,05 dólares) por litro, y en 2016 las ventas de bebidas azucaradas habían caído un 37%. De manera similar, en el Reino Unido, un impuesto introducido en 2018 condujo a una reducción del 35,4% en el consumo de azúcar de las bebidas gravadas. El impuesto ha tenido un impacto positivo en Sudáfrica. Los estudios muestran una disminución de la compra de estas bebidas. Se observaron mayores reducciones en las ventas entre los grupos socioeconómicos más bajos y en las subpoblaciones con mayor consumo de bebidas azucaradas.
Los hogares de menores ingresos, que inicialmente compraron más bebidas azucaradas gravables que los hogares más ricos, mostraron las reducciones más significativas en el consumo después de que se aplicó el impuesto. Esto es especialmente importante porque las enfermedades no transmisibles afectan desproporcionadamente a las poblaciones pobres y vulnerables.
Un mayor impuesto a las bebidas azucaradas no sólo reduce el consumo sino que también fomenta la reformulación por parte de los fabricantes, lo que conduce a productos más saludables.
A diferencia de otras medidas impositivas, que afectan a todos los consumidores por igual, el impuesto se centra principalmente en las compras discrecionales, lo que lo convierte en una herramienta fiscal más justa. Por lo tanto, los gobiernos debe actuar: aumentar el impuesto al 20% y cortar de raíz la crisis sanitaria provocada por el azúcar.
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