Es primordial la detección de las enfermedades mentales

Los problemas de salud mental más comunes son la depresión (10%), los trastornos de ansiedad (7%) y la adicción (alrededor del 12%). En general, las personas desempleadas, las personas con problemas económicos y las personas que cuidan a un familiar enfermo son las más propensas a sufrirlos.

Es indispensable implementar, de alguna manera, la detección de enfermedades mentales en adultos en el ámbito de la atención primaria sobretodo por el gran número de casos no denunciados de personas que padecen enfermedades mentales y que no buscan ayuda. Datos de estudios realizados en Austria y Alemania muestran que alrededor del 60% de las personas con enfermedades mentales no buscan ningún tipo de ayuda. Pero ¿cuál es la mejor manera de llegar a las personas que necesitan tratamiento?

El objetivo de la detección es identificar a las personas que padecen determinadas enfermedades pero que aún no lo saben o tienen predisposición a padecerlas. El Insomnio, fatiga o la apatía hacen que los pacientes suelen quejarse de síntomas somáticos sin pensar en un problema de salud mental. 

La implementación de un programa sanitario de estas características debería abordarse de forma integral, ya que la detección de enfermedades mentales nunca debería considerarse como una simple prueba que se realiza, por ejemplo, como parte de un chequeo médico.

En 2020, en el marco de la revisión del examen periódico de salud austríaco, no se recomendó la realización de un examen formal de detección de la depresión, en parte debido a la duración del examen y a las limitadas opciones terapéuticas para las personas con depresión leve. Además, existía el temor de que se prescribieran más psicofármacos de forma innecesaria.

Al analizar revisiones sistemáticas internacionales y 28 guías sobre este tema, surgió el siguiente panorama: la evidencia para realizar pruebas de detección de enfermedades mentales en toda la población es escasa. Al mismo tiempo, hay una serie de pruebas probadas y guías basadas en evidencia que recomiendan la detección, en particular para grupos específicos de personas y pacientes.

Las directrices para enfermedades físicas como la insuficiencia cardíaca, la diabetes y el cáncer establecen que las personas afectadas también deben someterse a exámenes periódicos para detectar enfermedades mentales como la depresión o los trastornos de ansiedad.

Sin embargo, el objetivo principal debe ser minimizar el sufrimiento causado por la enfermedad mental. El objetivo es encontrar el método más sensato que también resista un análisis de costo-beneficio.

El problema es amplio y lo primero que hay que implementar es la educación e información integral para que el público comprenda la necesidad de proporcionar siempre toda la información al medico.