Es un trastorno sexual de la personalidad definido como "la atracción sexual del adulto por niños de cualquier sexo". En el análisis clínico se localizan determinadas líneas de comportamiento pedófilo, tales como: los seductores, los introvertidos, los sádicos, etc.
Aún cuando resulta importante y factible reconocer determinados hábitos de connotación pedófila; se debe especificar el hecho de que las personas portadoras de este tipo de perturbación sexual no pertenecen exclusivamente a una clase o estrato social, y por el contrario, se distribuyen por todo el entramado social, comportándose como individuos aparentemente normales y en muchos casos con una plena integración social y comunitaria.
Dentro de los pedófilos, los mas peligrosos son: los amigos de la familia, profesores, sacerdotes, etc.; o los que desempeñan alguna profesión idealizada por los niños, tales como: policía, bombero, etc. Este tipo de agresión sexual proveniente de personas supuestamente confiables genera cicatrices profundas, matizadas en el infante bajo la forma de sentimientos de culpa y angustia.
En un sentido preventivo vale demostrar especial cuidado y control en la selección del personal que labora en los organismos encargados de la niñez, pues algunos pedófilos buscan obtener empleo en esas entidades, con la malévola intención de tener acceso a niños y ganar su confianza, consumando posteriormente sus propósitos. Muchas veces estos trastornados sexuales se disfrazan de filántropos aparentemente deseosos de ayudar financieramente a la atención de los niños en países en desarrollo o en zonas donde se produce o recién ha concluido un conflicto bélico. Resultan obvias las dañinas consecuencias que provocan en las víctimas el actuar pedófilo, independientemente de las diferentes formas que adopten sus actos. Sin embargo, con el fin de neutralizar los sentimientos de culpabilidad por estos daños y garantizar así su estabilidad emocional, los pedófilos desarrollan una especie de "construcción" psicológica distorsionada y supuestamente racional en torno a sus repugnantes acciones; racionalidad justificante elaborada a partir del cuestionamiento y replanteo conveniente de las percepciones sociales críticas hacia la práctica de sexo con niños, salvando así el fenómeno de la "disonancia cognitiva" generado por su comportamiento sexual desviado.
Aún cuando resulta importante y factible reconocer determinados hábitos de connotación pedófila; se debe especificar el hecho de que las personas portadoras de este tipo de perturbación sexual no pertenecen exclusivamente a una clase o estrato social, y por el contrario, se distribuyen por todo el entramado social, comportándose como individuos aparentemente normales y en muchos casos con una plena integración social y comunitaria.
Dentro de los pedófilos, los mas peligrosos son: los amigos de la familia, profesores, sacerdotes, etc.; o los que desempeñan alguna profesión idealizada por los niños, tales como: policía, bombero, etc. Este tipo de agresión sexual proveniente de personas supuestamente confiables genera cicatrices profundas, matizadas en el infante bajo la forma de sentimientos de culpa y angustia.
En un sentido preventivo vale demostrar especial cuidado y control en la selección del personal que labora en los organismos encargados de la niñez, pues algunos pedófilos buscan obtener empleo en esas entidades, con la malévola intención de tener acceso a niños y ganar su confianza, consumando posteriormente sus propósitos. Muchas veces estos trastornados sexuales se disfrazan de filántropos aparentemente deseosos de ayudar financieramente a la atención de los niños en países en desarrollo o en zonas donde se produce o recién ha concluido un conflicto bélico. Resultan obvias las dañinas consecuencias que provocan en las víctimas el actuar pedófilo, independientemente de las diferentes formas que adopten sus actos. Sin embargo, con el fin de neutralizar los sentimientos de culpabilidad por estos daños y garantizar así su estabilidad emocional, los pedófilos desarrollan una especie de "construcción" psicológica distorsionada y supuestamente racional en torno a sus repugnantes acciones; racionalidad justificante elaborada a partir del cuestionamiento y replanteo conveniente de las percepciones sociales críticas hacia la práctica de sexo con niños, salvando así el fenómeno de la "disonancia cognitiva" generado por su comportamiento sexual desviado.
1 comentario :
valla... que bien se lo montan estos personajes aunque algun dia acavaran por desaparecer. buen argumento sobre estos locos empedernios.
un abrazo.
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