Durante más de 80 años, se ha dicho que la testosterona favorece el crecimiento del cáncer de próstata. Sin embargo, en las últimas dos décadas ha surgido una imagen muy diferente.
La próstata es una pequeña glándula ubicada justo debajo de la vejiga. Su función es producir el líquido que transporta los espermatozoides, y para ello depende en gran medida de la testosterona. De hecho, la próstata es una de las partes del cuerpo más afectadas por la testosterona. Todas las células prostáticas, ya sean sanas o cancerosas, contienen receptores de andrógenos. Estos son los interruptores moleculares que inician la acción de la testosterona dentro de las células. Cuando la testosterona se une a estos receptores, ayuda a la próstata a crecer y funcionar con normalidad. Este estrecho control hormonal es importante, pero también sienta las bases para una de las suposiciones más duraderas en la salud masculina: dado que la testosterona estimula el crecimiento normal de la próstata, también debe estimular el crecimiento del cáncer.
La reducción de los niveles de testosterona, conocida como terapia de privación de andrógenos, se convirtió en el tratamiento estándar para el cáncer de próstata avanzado. Todavía lo es. La eliminación de la testosterona suele reducir el tamaño de los tumores, ralentiza la progresión de la enfermedad y mejora la supervivencia.
A principios de la década de 1990, se comenzó a cuestionar esta perspectiva. Se vio que los hombres con niveles muy bajos de testosterona aún desarrollaban cáncer de próstata que a menudo era más agresivo, mientras que los hombres que recibían terapia con testosterona no mostraban el aumento esperado en las tasas de cáncer. Esto condujo a la propuesta del "modelo de saturación" , que sugiere que el tejido prostático es sensible a la testosterona solo en niveles muy bajos. Una vez saturados los receptores de andrógenos, la testosterona adicional tiene poco efecto. Al mismo tiempo, se estaba demostrando que los niveles crónicamente bajos de testosterona estaban asociados con un cáncer de próstata más agresivo, lo que cuestionaba aún más la idea de que los niveles bajos de testosterona son inherentemente protectores.
Estudios médicos recientes demuestran que el tratamiento con testosterona es seguro. En múltiples estudios de alta calidad, la terapia con testosterona en hombres con niveles bajos de testosterona no aumenta el riesgo de cáncer de próstata en comparación con aquellos que no recibieron el tratamiento. Nuevas investigaciones a largo plazo incluso sugieren que los hombres cuyos niveles de testosterona se restauran adecuadamente y son monitoreados por médicos podrían, de hecho, presentar tasas de cáncer más bajas.
Pero ¿qué pasa con los hombres que ya padecen cáncer de próstata? Aquí es donde la discusión suele volverse confusa. Para los hombres con cáncer de próstata activo, especialmente en etapa temprana, reducir la testosterona sigue siendo un tratamiento eficaz. Entonces, ¿cómo puede existir esta paradoja si existe evidencia de que los niveles normales de testosterona no son perjudiciales?
La respuesta reside en cómo reaccionan las células prostáticas a diferentes cantidades de testosterona. Cuando los niveles de testosterona son muy bajos, las células cancerosas pueden adaptarse encontrando nuevas formas de crecer y sobrevivir. Se vuelven hipersensibles a cualquier señal de testosterona que detecten. Esta es la razón por la que muchos hombres eventualmente desarrollan cáncer de próstata resistente a la castración, donde la enfermedad progresa y puede volverse más agresiva a pesar de tener niveles casi nulos de testosterona. Los niveles más altos de testosterona pueden impulsar a estas células cancerosas a un estado de crecimiento más estable y lento y, en algunos casos, incluso pueden desestabilizarlas, promoviendo la muerte celular.
Este descubrimiento ha dado lugar a un cambio sorprendente en el tratamiento. En pacientes cuidadosamente seleccionados y bajo estrecha supervisión médica, ahora se está restituyendo la testosterona tras el tratamiento del cáncer de próstata sin aumentar la probabilidad de reaparición del cáncer.
Aún más sorprendente es que los médicos están probando un nuevo enfoque en ciertos hombres con cáncer de próstata, llamado terapia androgénica bipolar , que modifica los niveles de testosterona entre muy bajos y muy altos. La idea es usar la testosterona como arma para confundir y destruir las células cancerosas que han aprendido a sobrevivir sin ella. Este es uno de los cambios más notables en el tratamiento moderno del cáncer. La testosterona ha pasado de ser un supuesto villano, temido por desencadenar el cáncer de próstata, a una hormona cuyos efectos son más complejos de lo que se creía, e incluso un posible aliado en la lucha contra el cáncer de próstata.
Esta evolución finalmente está llegando a la práctica médica y a la regulación de medicamentos. El 10 de diciembre, tan solo un mes después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) anunciara la eliminación de las advertencias de recuadro negro en los productos de estrógeno, la FDA organizó un panel de expertos para analizar si las advertencias de larga data sobre el uso de testosterona están igualmente desactualizadas. Gran parte de estos debates se centra en la seguridad de la próstata y refleja el cambio en la evidencia científica.
Nada de esto significa que la terapia de reemplazo de testosterona, para hombres con niveles bajos de testosterona, esté completamente exenta de riesgos. Los hombres que inicien el tratamiento deben someterse a controles médicos adecuados, controlar su próstata regularmente y tomar decisiones tras consultar con su médico. La antigua creencia de que la terapia con testosterona aumenta o empeora el cáncer de próstata ya no está respaldada por la investigación moderna.
Para los hombres que realmente tienen niveles bajos de testosterona, este cambio es importante. Puede eliminar obstáculos innecesarios para obtener atención médica y les brinda opciones de tratamiento más seguras y con respaldo científico, lo que ayuda a mejorar la salud masculina en general.


No hay comentarios :
Publicar un comentario