Las bacterias intestinales están implicadas en enfermedades autoinmunes, como el lupus, que no afectan principalmente al sistema gastrointestinal. Sin embargo, no está claro cómo afectan esas bacterias al sistema inmunológico humano.
El cuerpo humano alberga muchos tipos diferentes de
bacterias. Estas bacterias, conocidas colectivamente como el microbioma del
cuerpo, desempeñan papeles importantes en la conformación de la salud humana.
Pero a veces, las bacterias nativas del microbioma humano pueden, en
determinadas condiciones, volverse dañinas; se las llama patobiontes.
En un nuevo estudio, investigadores de Yale muestran cómo
una bacteria intestinal llamada Enterococcus gallinarum puede viajar fuera del
sistema gastrointestinal y desencadenar una respuesta autoinmune. Los
hallazgos, dicen los investigadores, pueden brindar información para nuevos
enfoques de diagnóstico y tratamiento de enfermedades autoinmunes.
E. gallinarum, un patobionte que se encuentra en el
microbioma, puede promover el lupus, una enfermedad autoinmune, en modelos de
ratón y se ha detectado en tejidos fuera del intestino en pacientes
diagnosticados con la enfermedad.
Utilizando modelos celulares humanos y de ratón, los
investigadores descubrieron que, una vez que E. gallinarum abandona el
intestino (su base de operaciones), es capaz de viajar a los ganglios
linfáticos y al hígado antes de llegar finalmente al bazo. Los ganglios
linfáticos y el bazo son lo que se conoce como órganos linfoides secundarios,
que forman parte del sistema inmunitario y ayudan a poner en marcha las
respuestas inmunitarias. Los investigadores creen que es en estos órganos donde
la bacteria desencadena sus efectos autoinmunes generalizados.
Las células T son un tipo de glóbulo blanco que puede
transformarse en una versión inflamatoria llamada células T auxiliares 17 (TH
17 ). En el estudio, los investigadores descubrieron que E. gallinarum induce
la transformación de las células TH 17 en el bazo y la sangre, que luego
impulsan a otras células inmunitarias a la madurez, y esas células continúan
produciendo autoanticuerpos, anticuerpos que atacan al cuerpo en lugar de a los
patógenos.
Los hallazgos sugieren que los patobiontes como E.
gallinarum pueden servir como biomarcadores del riesgo de enfermedades
autoinmunes y también pueden ser objetivos para el tratamiento de estas
enfermedades.
El estudio fue publicado en Science Translational Medicine
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