Un equipo de la Fundación Champalimaud ha identificado un circuito neuronal crítico para el rechazo sexual, identificando un conjunto de células cerebrales que desempeñan un papel crucial a la hora de determinar si una hembra acepta o rechaza los intentos de apareamiento en función de su ciclo reproductivo.
Las hembras de mamíferos, como los roedores, aceptan intentos de apareamiento solo durante su fase fértil y rechazan activamente a los machos fuera de este período. Si bien las áreas cerebrales que controlan la receptividad sexual están bien estudiadas, los mecanismos detrás del rechazo activo no lo están tanto.
El hipotálamo ventromedial (VMH), es una región cerebral evolutivamente antigua que controla el comportamiento social y sexual en todas las especies, incluidos los humanos, es central en su investigación.
El equipo se centró en el VMH anterior, un área menos explorada, particularmente en las células que responden a la hormona progesterona, que fluctúa a lo largo del ciclo reproductivo.
Mediante técnicas avanzadas como la fotometría de fibra (que rastrea la actividad cerebral en tiempo real midiendo las señales de calcio), los investigadores observaron el comportamiento de estas neuronas sensibles a la progesterona en ratones hembra receptivos y no receptivos durante las interacciones con los machos. Los resultados fueron sorprendentes: las neuronas VMH anteriores se volvieron muy activas en las hembras no receptivas, lo que se correlacionaba con acciones defensivas como patear y boxear, pero eran mucho menos activas en las hembras receptivas.
¿Cómo se activan o desactivan estas neuronas en función de la fertilidad? Para investigarlo, el equipo realizó experimentos de electrofisiología, midiendo la actividad de las neuronas sensibles a la progesterona en cortes cerebrales.Evidenciaron que en las hembras no receptivas, estas neuronas recibían más señales excitatorias, lo que las hacía más propensas a ser activadas. En el caso de las hembras receptivas, recibieron más señales inhibidoras, lo que redujo su probabilidad de activación. Es un testimonio de lo adaptables y flexibles que pueden ser las conexiones neuronales en el hipotálamo y el cerebro.
De hecho, estimularlas artificialmente durante la fase fértil les indujo a comportamientos de rechazo, como patadas y puñetazos. Es como pulsar un interruptor: aunque las hembras eran fértiles, actuaban como si no lo fueran.
Por el contrario, silenciar estas neuronas con una droga química en hembras no receptivas redujo las conductas de rechazo, aunque curiosamente no las hizo completamente receptivas, lo que indica que dos poblaciones distintas de neuronas, una que controla el rechazo y la otra la receptividad, trabajan en conjunto para producir la conducta apropiada según el estado interno de la hembra.
Es probable que este sistema dual añada flexibilidad a la regulación cerebral del comportamiento sexual. El sexo no es determinista. Incluso durante la fase receptiva, una hembra puede rechazar a los machos, por lo que la capacidad de recurrir a ambos conjuntos de neuronas puede permitir conductas más matizadas y dinámicas. En particular, estos hallazgos coinciden con investigaciones recientes que muestran que las neuronas sensibles a la progesterona en el VMH posterior, que impulsan la receptividad sexual, experimentan cambios similares dependientes del ciclo, pero en la dirección opuesta: activas durante la fase fértil e inactiva fuera de ella.
Estos hallazgos, publicados hoy en la revista Neuron, profundizan nuestra comprensión de cómo el cerebro regula los comportamientos sociales y reproductivos.
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