Investigadores de Johns Hopkins Medicine dicen haber descubierto por qué los síntomas y la gravedad del lupus se presentan de manera diferente en personas con esta enfermedad autoinmune, este es un paso crucial hacia la comprensión de los mecanismos biológicos detrás del lupus y también puede conducir a cambios en la forma de tratar a los pacientes con esta afección.
El informe completo, publicado hoy en la revista Cell Reports Medicine, concluye que combinaciones específicas y niveles elevados de proteínas del sistema inmunológico, conocidas como interferones, están asociados con ciertos síntomas del lupus, como erupciones cutáneas, inflamación de los riñones y dolor en las articulaciones.
Algunos tratamientos para el lupus están diseñados para suprimir un grupo específico de interferones, conocido como interferón I. En los ensayos clínicos de estos tratamientos, el equipo observó que algunos pacientes no mejoraban, a pesar de que las pruebas genéticas mostraban niveles altos de interferón I antes del tratamiento, o lo que los expertos llaman una alta firma de interferón. El equipo creía que otros dos grupos de interferón, el interferón II y el interferón III, podrían ser los culpables de estas malas respuestas al tratamiento. Para investigar, el equipo observó cómo las diferentes combinaciones de interferón I, II o III, y su hiperactividad, pueden presentarse en personas con lupus. Los investigadores tomaron 341 muestras de 191 participantes para determinar la actividad de los tres grupos de interferón y utilizaron líneas celulares humanas diseñadas para reaccionar ante la presencia de cada grupo de interferón específico para analizar las muestras. A través de este proceso, los investigadores determinaron que la mayoría de los participantes se clasificaban en cuatro categorías: aquellos que sólo tenían un aumento de interferón I; aquellos con una combinación de interferones I, II y III elevados; aquellos con una combinación de interferones II y III elevados; o aquellos con niveles normales de interferón.
Los investigadores pudieron utilizar estos hallazgos para establecer varias asociaciones entre estas combinaciones de interferón y los síntomas del lupus . En aquellos con niveles elevados de interferón I, el lupus se asoció principalmente con síntomas que afectaban la piel, como erupciones o llagas. Los participantes con niveles elevados de interferón I, II y III exhibieron las presentaciones más graves de lupus, a menudo con daños significativos a los sistemas de órganos, como los riñones. Sin embargo, no todos los síntomas encontrados en el lupus se asociaron con niveles elevados de interferones. La formación de coágulos sanguíneos y los niveles bajos de plaquetas, que también afectan la coagulación, no tuvieron asociación con niveles elevados de interferón de los grupos I, II o III.
Esto indica que en esta compleja enfermedad están implicados tanto los mecanismos dependientes del interferón como otros mecanismos biológicos. El estudio también encontró que las pruebas genéticas de genes asociados con estos grupos de interferón, o la firma del interferón, no siempre indicaron niveles elevados de interferón.
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