Un equipo del Centro de Enfermedades Virales Emergentes de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y del Hospital Universitario de Ginebra (HUG) analizó la capacidad de neutralización de anticuerpos de 120 personas infectadas con la cepa original del SARS-CoV-2, o sus variantes alfa, beta, gamma, delta, zeta u omicron (subvariante BA.1).
Y a diferencia de sus predecesores, omicron parece poder evadir los anticuerpos generados por todas las demás variantes. En individuos vacunados, aunque la capacidad de neutralización también se reduce, sigue siendo muy superior a la inmunidad natural sola. Esto podría explicar por qué omicron es responsable de un aumento neto en las infecciones por avance de la vacuna, pero no en las hospitalizaciones.
El equipo de investigación tomó muestras de sangre de 120 voluntarios previamente infectados con una de las diferentes variantes, no vacunados o vacunados e infectados, antes o después de la vacunación.
El objetivo era determinar qué tan bien los anticuerpos generados durante la primera infección podían neutralizar las diferentes variantes del SARS-CoV-2. Omicron demostró ser el más efectivo para evadir la inmunidad natural preexistente, así como, en menor medida, la inducida por la vacunación. De hecho, los niveles de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 ancestral en personas vacunadas son aproximadamente 10 veces más altos que en personas que solo desarrollaron inmunidad posterior a la infección. Además, la combinación de los dos, conocida como inmunidad híbrida, parece mantener niveles de anticuerpos reactivos aún más altos y más amplios.
Estos resultados se pueden leer en la revista Nature Communications.
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