Para probar esta teoría, los
investigadores del estudio reclutaron a 15 médicos que no tenían problemas de
salud que afectaran sus pulmones, y a 15 pacientes con EPOC. El monitoreo
involucró, los niveles de oxígeno en sangre verificados con un análisis de
sangre antes y después de un ejercicio de caminata de 6 minutos. Este ejercicio
se realizó con una máscara, según el protocolo de un hospital durante una
pandemia. Los investigadores utilizaron un monitor para comprobar el aire de la
habitación de referencia y luego tomaron medidas continuamente durante el
tiempo que los participantes llevaban máscaras.
Los investigadores no encontraron
cambios clínicamente significativos en ninguna de las mediciones de dióxido de
carbono de los participantes. Tampoco encontraron cambios en los niveles de oxígeno
en sangre después de 30 minutos de usar una máscara mientras descansaban. Como
era de esperar, los participantes con EPOC tenían niveles de oxígeno en sangre
más bajo y ninguno tuvo cambios importantes en sus intercambios de gases debido
al uso de una máscara.
Este estudio del Centro Médico de
la Administración de Veteranos de Miami y la Facultad de Medicina Miller de la
Universidad de Miami, demostró que los efectos de las mascarillas son mínimos,
incluso en personas con insuficiencia pulmonar muy grave. La disnea, que
sienten algunos con las máscaras, no es sinónimo de alteraciones en el
intercambio de gases, es probable que se deba a la restricción del flujo de
aire con la mascarilla, en particular cuando se necesita una mayor ventilación
durante el esfuerzo.
Aunque el estudio fue pequeño, sus hallazgos enfatizan que usar una mascarilla sigue siendo importante, dada la creciente evidencia de que estas reducen la transmisión viral.
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