Se presenta el caso de un niño de 8
años que consulta porque nota debilidad de la musculatura de la hemicara
izquierda de unas 48 horas de evolución. Está afebril pero refiere cuadro
catarral los días previos. No presenta otros síntomas. Antecedentes personales:
asma intermitente leve actualmente sin tratamiento de base. Amigdalectomia y
adenoidectomía a los 4 años. Exploración física: debilidad de musculatura
facial izquierda con incapacidad para arrugar la frente y cerrar el ojo por
completo, desviación de comisura bucal hacia la derecha (ver foto 1 y foto 2 al
final del artículo). No asimetría en reposo. Correspondiendo a un grado III de
House-Brackmann (HB). Otoscopia normal, orofaringe normal, auscultación
cardiopulmonar normal, exploración del resto de pares craneales normales. Desde
el pediatra de atención primaria se deriva al servicio de urgencias
hospitalarias donde se diagnostica parálisis facial idiopática y se inicia
tratamiento con prednisona oral a dosis de 2 mg/Kg/día durante 5 días con pauta
descendente posteriormente, y cuidados oculares con lágrimas artificiales y
oclusión con parche durante la noche.
Pasados 6 días inicia fiebre de hasta
39´2º con cefalea frontal de tipo pulsátil y ligero empeoramiento de la
parálisis facial pasando a un grado IV de HB por lo que acude de nuevo a
urgencias dónde se pauta analgegia. A las 48 horas vuelve a la consulta de su
pediatra de atención primaria por persistencia de fiebre de 39´5º y cefalea
intensa que no cede con la analgesia pautada. En la exploración destaca la
persistencia de la parálisis facial izquierda grado IV de HB sin mejoría a
pesar de llevar 8 días en tratamiento con prednisona oral, no evidenciándose
otras alteraciones en la exploración. Ante este cuadro, el pediatra de atención
primaria solicita una analítica urgente en la que se objetiva leucocitosis con
ligera desviación izquierda y una proteína C reactiva de 8´1 mg/dL. Se realizan
serologías para citomegalovirus, virus de Ebstein-Barr, toxoplasma y virus
varicela-zoster, siendo todas ellas negativas. Con estos resultados se deriva
nuevamente a urgencias donde es valorado por el servicio de
otorrinolaringología que diagnostica de OMA izquierda, inicia antibioterapia
endovenosa y realiza miringocentesis bilateral, saliendo abundante contenido
purulento del oído medio izquierdo, por lo que se coloca drenaje transtimpánico
izquierdo. A las 24 horas remite la fiebre y cede la cefalea. Pasados 4 días
tras la intervención ya consigue cerrar el ojo por completo e inicia movilidad
de la musculatura de la zona frontal y bucal correspondiendo a un grado II de
HB. En este momento la audiometría es normal y en la otoscopia persisten signos
de OMA con drenaje transtimpánico bien emplazado. Se asocia tratamiento tópico
con ciprofloxacino y fluocinolona. Una semana tras la intervención se realizan
pruebas neurofisiológicas que incluyen
electromiografía, electroneurografía y blink-reflex, mostrando anomalías
compatibles con una afectación parcial del nervio facial izquierdo de grado
leve-moderado sin identificarse signos de denervación activa sin poder
descartar del todo afectación axonal debido a que el estudio es realizado antes
de los 21 días del inicio de la clínica. Se muestra persistencia de los
componentes del Blink Reflex que es considerado como dato de buen pronóstico.
Pasadas 7 semanas desde el inicio de
los síntomas, sigue controles en la consulta de pediatría de atención primaria
y de otorrinolaringología presentando una excelente evolución clínica con
recuperación completa de la parálisis facial.
Conclusiones: La otitis
media aguda presenta una alta frecuencia y una baja morbilidad. La mayor parte
de los diagnósticos de OMA son en menores de 15 años, siendo el 85% en menores
de 3 años y el 62% por debajo de los 12 meses. La parálisis facial es una complicación
muy rara que se da sólo en el 0,005% de los casos de OMA. Por lo general la
clínica se presenta en pocas horas con otalgia importante y ocasionalmente
otorrea, al contrario que en nuestro paciente que en ningún momento refería
síntomas óticos. El tratamiento adecuado es antibioterapia, colocación de tubos
de aireación transtimpánica, corticoides y mastodiectomía en algunos casos. Es
muy importante la protección ocular para evitar complicaciones, sobre todo
durante la noche.
Hay que recalcar la importancia de una
buena exploración otoscópica, sobre todo en casos con evolución tórpida como el
nuestro, ya que el tratamiento inmediato evita las secuelas a largo plazo. El
uso de pruebas neurofisiológicas es útil
para valorar el pronóstico, aunque estas hay que realizarlas en el momento
justo, dado que dependiendo del tipo y grado de afectación del nervio su
rendimiento será mayor según se realicen en la primera, segunda o tercera
semanas tras el inicio de los síntomas.
Generalmente constituye una patología
benigna, aunque su recuperación es variable y en ocasiones tiene el riesgo de
dejar secuelas permanentes que pueden ir más allá de lo puramente estético.
Una vez diagnosticado y puesto el
tratamiento es importante hacer una serie de revisiones hasta ir comprobando la
recuperación del cuadro clínico, siendo importante el apoyo psicológico para el
paciente y su familia que está sufriendo las secuelas secundarias de ver
alterada la expresión de su cara.
Fuente: Medcenter
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