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25 julio 2018

Caso Clinico: Niño presenta debilidad muscular en hemicara izquierda


Se presenta el caso de un niño de 8 años que consulta porque nota debilidad de la musculatura de la hemicara izquierda de unas 48 horas de evolución. Está afebril pero refiere cuadro catarral los días previos. No presenta otros síntomas. Antecedentes personales: asma intermitente leve actualmente sin tratamiento de base. Amigdalectomia y adenoidectomía a los 4 años. Exploración física: debilidad de musculatura facial izquierda con incapacidad para arrugar la frente y cerrar el ojo por completo, desviación de comisura bucal hacia la derecha (ver foto 1 y foto 2 al final del artículo). No asimetría en reposo. Correspondiendo a un grado III de House-Brackmann (HB). Otoscopia normal, orofaringe normal, auscultación cardiopulmonar normal, exploración del resto de pares craneales normales. Desde el pediatra de atención primaria se deriva al servicio de urgencias hospitalarias donde se diagnostica parálisis facial idiopática y se inicia tratamiento con prednisona oral a dosis de 2 mg/Kg/día durante 5 días con pauta descendente posteriormente, y cuidados oculares con lágrimas artificiales y oclusión con parche durante la noche.
Pasados 6 días inicia fiebre de hasta 39´2º con cefalea frontal de tipo pulsátil y ligero empeoramiento de la parálisis facial pasando a un grado IV de HB por lo que acude de nuevo a urgencias dónde se pauta analgegia. A las 48 horas vuelve a la consulta de su pediatra de atención primaria por persistencia de fiebre de 39´5º y cefalea intensa que no cede con la analgesia pautada. En la exploración destaca la persistencia de la parálisis facial izquierda grado IV de HB sin mejoría a pesar de llevar 8 días en tratamiento con prednisona oral, no evidenciándose otras alteraciones en la exploración. Ante este cuadro, el pediatra de atención primaria solicita una analítica urgente en la que se objetiva leucocitosis con ligera desviación izquierda y una proteína C reactiva de 8´1 mg/dL. Se realizan serologías para citomegalovirus, virus de Ebstein-Barr, toxoplasma y virus varicela-zoster, siendo todas ellas negativas. Con estos resultados se deriva nuevamente a urgencias donde es valorado por el servicio de otorrinolaringología que diagnostica de OMA izquierda, inicia antibioterapia endovenosa y realiza miringocentesis bilateral, saliendo abundante contenido purulento del oído medio izquierdo, por lo que se coloca drenaje transtimpánico izquierdo. A las 24 horas remite la fiebre y cede la cefalea. Pasados 4 días tras la intervención ya consigue cerrar el ojo por completo e inicia movilidad de la musculatura de la zona frontal y bucal correspondiendo a un grado II de HB. En este momento la audiometría es normal y en la otoscopia persisten signos de OMA con drenaje transtimpánico bien emplazado. Se asocia tratamiento tópico con ciprofloxacino y fluocinolona. Una semana tras la intervención se realizan pruebas neurofisiológicas que  incluyen electromiografía, electroneurografía y blink-reflex, mostrando anomalías compatibles con una afectación parcial del nervio facial izquierdo de grado leve-moderado sin identificarse signos de denervación activa sin poder descartar del todo afectación axonal debido a que el estudio es realizado antes de los 21 días del inicio de la clínica. Se muestra persistencia de los componentes del Blink Reflex que es considerado como dato de buen pronóstico.
Pasadas 7 semanas desde el inicio de los síntomas, sigue controles en la consulta de pediatría de atención primaria y de otorrinolaringología presentando una excelente evolución clínica con recuperación completa de la parálisis facial.
Conclusiones: La otitis media aguda presenta una alta frecuencia y una baja morbilidad. La mayor parte de los diagnósticos de OMA son en menores de 15 años, siendo el 85% en menores de 3 años y el 62% por debajo de los 12 meses. La parálisis facial es una complicación muy rara que se da sólo en el 0,005% de los casos de OMA. Por lo general la clínica se presenta en pocas horas con otalgia importante y ocasionalmente otorrea, al contrario que en nuestro paciente que en ningún momento refería síntomas óticos. El tratamiento adecuado es antibioterapia, colocación de tubos de aireación transtimpánica, corticoides y mastodiectomía en algunos casos. Es muy importante la protección ocular para evitar complicaciones, sobre todo durante la noche.
Hay que recalcar la importancia de una buena exploración otoscópica, sobre todo en casos con evolución tórpida como el nuestro, ya que el tratamiento inmediato evita las secuelas a largo plazo. El uso de pruebas neurofisiológicas  es útil para valorar el pronóstico, aunque estas hay que realizarlas en el momento justo, dado que dependiendo del tipo y grado de afectación del nervio su rendimiento será mayor según se realicen en la primera, segunda o tercera semanas tras el inicio de los síntomas.
Generalmente constituye una patología benigna, aunque su recuperación es variable y en ocasiones tiene el riesgo de dejar secuelas permanentes que pueden ir más allá de lo puramente estético.
Una vez diagnosticado y puesto el tratamiento es importante hacer una serie de revisiones hasta ir comprobando la recuperación del cuadro clínico, siendo importante el apoyo psicológico para el paciente y su familia que está sufriendo las secuelas secundarias de ver alterada la expresión de su cara.

Fuente: Medcenter

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