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24 marzo 2012

Terminar con la Tuberculosis en Nuestra Generación


Expertos de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) afirmaron que la tuberculosis podría eliminarse en la región si los países continúan e intensifican sus esfuerzos, y si todos los sectores de la sociedad se unen a la lucha contra esta enfermedad. En América, unas 270.000 personas, de las cuales, 44.000 son niños, contraen tuberculosis cada año y cerca de 23.000 mueren por esta enfermedad. Sin embargo, estas cifras reflejan avances importantes obtenidos en las últimas décadas. Desde 1990 el número de casos de tuberculosis en América  ha disminuido 60% y las muertes por esa enfermedad se han reducido dos tercios. La carga de la tuberculosis varía sustancialmente entre los países de la región. Haití, Surinam, Bolivia, Guyana y Perú tienen la mayor incidencia de tuberculosis (entre 106 y 230 cada 100.000 personas en 2010) en el continente, mientras que Brasil tiene el mayor número absoluto de casos (85.000 en 2010). Canadá, Cuba y los Estados Unidos tienen tasas más bajas con menos de 10 cada 100.000 personas. Los países miembros de la OPS/OMS establecieron la meta de eliminar la tuberculosis del continente para 2050.  El progreso logrado en la región se debe, en gran parte, a la ejecución de la estrategia “Alto a la Tuberculosis” de la OMS con apoyo de la OPS. En esta estrategia se recalca el diagnóstico oportuno, el tratamiento universal y las combinaciones adecuadas de medicamentos antituberculosos. Un componente clave de la estrategia es el DOTS—tratamiento directamente observado de corta duración mediante el cual el personal sanitario vigila directamente que los pacientes tomen sus medicamentos. Pese al progreso constante en la reducción de la carga de la tuberculosis, los países de las Américas todavía enfrentan obstáculos para la eliminación de la enfermedad.  Estos retos pueden enfrentarse si a los programas antituberculosos se les da suficiente apoyo político, financiero, administrativo y social.

23 marzo 2012

El Peor de los Males es la Soledad


La soledad conlleva problemas materiales y psicosociales que llegan a afectar con el tiempo la salud mental de las personas. Eso se expresa primero en la propensión a las depresiones pero también en otros trastornos, incluso más graves. Un grupo de sociólogos y antropólogos finlandeses  del Instituto de Salud Laboral de Finlandia, sacó tal conclusión a partir de una observación duradera sobre una muestra representativa, de cerca de 3.500 hombres y mujeres, que fueron estudiados a lo largo de ocho años. Los científicos tomaron en consideración la situación laboral, los ingresos, el respaldo de la familia, la hostilidad del ambiente, el nivel educativo, las condiciones de la vivienda, la adicción al tabaco, la obesidad y varios otros factores del desarrollo personal. Y en especial fue sometido a sondeos sistemáticos el consumo de medicamentos antidepresivos. Aquellos que vivían en solitario tenían un 80% más de riesgo de acudir a un tratamiento medicinal de los trastornos del estado de ánimo que padecían. Ninguno de los demás factores como el desempleo, constantes conflictos con los familiares, la vida en una casa averiada o malos hábitos  no ejercía un impacto comparable. El verdadero peligro de los trastornos mentales en la gente que vive sola es mucho más alto. Separada por el género, la muestra evidenció que en el caso de las mujeres la depresión tiene más vínculos con factores sociodemográficos, mientras que en hombres influyen más los factores psicosociales.

22 marzo 2012

Los Trastornos Cardiovasculares llevan a Perdida de la Vision


Tener los factores de riesgo cardiovasculares descontrolados, además de representar más probabilidades de sufrir un infarto agudo de miocardio o un ictus cerebral,  también puede ocasionar una obstrucción venosa o arterial de la retina. La última es más grave. Y, aunque no es tan frecuente como la venosa, sus consecuencias pueden ser fatales, ya que causa pérdida de la visión repentina e irreversible en la mayoría de los casos. Normalmente se produce por un pequeño émbolo que se despega de las cavidades cardiacas o de la arteria carótida. El émbolo es un coágulo que se desprende y se traslada por el torrente sanguíneo. En este desplazamiento puede provocar la oclusión de un vaso de menor diámetro y llegar a bloquear total o parcialmente el flujo de sangre. En ocasiones, este émbolo se desplaza por la arteria oftálmica y tapona la arteria central de la retina. Cuando esto ocurre el paciente tiene una pérdida súbita e indolora de la visión. Afortunadamente no es muy frecuente, pero debido al aumento en la prevalencia de factores de riesgo cardiovasculares, la incidencia podría ir en ascenso en los próximos años Los cruces arteriovenosos son la principal causa. Las venas y las arterias se van entrecruzando de forma normal, pero una persona con hipertensión tiene las arterias más rígidas, lo que provoca que pisen las venas. A veces se plantea la cirugía de descompresión para liberar la vena. En la mayoría de casos con un tratamiento médico o quirúrgico adecuado se mejora la visión, pero el buen control de los factores de riesgo cardiovascular es clave. 


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