Es causada por el organismo Mycobacterium leprae. No es una enfermedad muy contagiosa (de difícil transmisión) y tiene un largo período de incubación (tiempo antes de que aparezcan los síntomas), lo cual dificulta determinar el momento y el lugar donde se contrajo la enfermedad. Los niños son más susceptibles que los adultos para contraerla.La lepra tiene dos formas comunes de manifestación: la tuberculoide y la lepromatosa, las cuales tienen subdivisiones adicionales. Ambas formas ocasionan lesiones en la piel, pero la forma lepromatosa es la más severa y produce grandes nódulos deformantes (protuberancias e hinchazones). Todas las formas de esta enfermedad causan finalmente daño neurológico periférico (daño nervioso en brazos y piernas) que ocasiona pérdida de la sensibilidad cutánea y debilidad muscular. Las personas con lepra de duración prolongada pueden perder el uso de las manos o los pies debido a las lesiones repetitivas ocasionadas por la ausencia de sensibilidad.
Los síntomas son: Lesiones cutáneas que son más claras que el color normal de la piel
lesiones que presentan disminución de la sensibilidad al tacto, al calor o al dolor
lesiones que no sanan después de algunas semanas o meses Entumecimiento o ausencia de sensibilidad en las manos, brazos, pies y piernas Debilidad muscular
Diagnostico: Prueba cutánea de lepromina que se puede usar para diferenciar la lepra tuberculoide de la lepromatosa, pero no se usa en diagnósticos.
Examen de raspado de piel para detectar bacterias ácido resistentes.
Muchos medicamentos diferentes se utilizan para eliminar la bacteria que causa la enfermedad.

El virus de la inmunodeficiencia humana podría haber evolucionado para mejorar su transmisión entre los seres humanos. Los resultados del trabajo de investigación muestran que las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que no presentan signos de la enfermedad, los denominados pacientes asintomáticos, portadoras de niveles medios del virus podrían contribuir en mayor medida a la epidemia de VIH/Sida que aquellos que tienen una carga viral elevada. La carga viral, o el número de partículas virales en la sangre, indica la gravedad de la infección por VIH y puede variar de unos individuos a otros e incluso en la misma persona a lo largo del tiempo. Los investigadores, dirigidos por Christophe Fraser, evaluaron la posible transmisión de pacientes de VIH no tratados que padecían cargas virales asintomáticas a un nivel bajo, intermedio y elevado para estudiar la contribución de cada individuo a la epidemia. Los resultados mostraron que aquellos con las cargas virales más elevadas eran los que provocaban mayores niveles de infección a corto plazo. Sin embargo, aquellos con las cargas virales intermedias más comunes tenían el potencial más alto para infectar a otros. Los investigadores atribuyen el descubrimiento a las mayores posibilidades a las que acceden estos individuos con periodos asintomáticos más largos. 
