Se ha demostrado que los medicamentos que se recetan habitualmente para tratar la hipertensión arterial destruyen con el tiempo la capacidad de los riñones para filtrar y purificar la sangre, pero la forma exacta en que se manifiesta ese peligroso efecto secundario ha sido un misterio.
Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia afirman haber resuelto el misterio, descubrieron que los medicamentos básicamente reconfiguran los riñones para que hagan algo más que la importante tarea de filtrar la sangre. Los riñones comienzan a producir más de una hormona llamada renina; las terminaciones nerviosas crecen excesivamente; las células que recubren los diminutos vasos sanguíneos de los riñones se agrandan demasiado; se forman cicatrices y se propagan; y se instala una inflamación que tiene un efecto terrible en el riñón.
El resultado, descrito en el artículo por los investigadores en la revista Circulation Research , es una enfermedad vascular en la que los riñones se transforman en algo no deseado y desagradable mientras abandonan sus funciones críticas.
Despues de conocer la causa, los investigadores dicen que el próximo paso es descubrir cómo utilizar los medicamentos eficaces para la presión arterial, conocidos como inhibidores del sistema renina -angiotensina y al mismo tiempo detener los efectos dañinos para los riñones.
Estos inhibidores que incluyen enalapril, lisinopril y ramipril entre otros, se recetan comúnmente cuando a un paciente se le diagnostica por primera vez presión arterial alta ya que estos medicamentos actúan relajando los vasos sanguíneos y permitiendo que la sangre fluya más libremente. Los investigadores afirman que estos medicamentos se utilizan ampliamente y, en general, se consideran seguros, pero no están exentos de riesgos. Los médicos han advertido a los pacientes durante mucho tiempo que ciertos medicamentos para la presión arterial pueden causar daño renal, que a menudo se nota primero como una reducción en la frecuencia de la micción, edema en las piernas o los pies o convulsiones.
Ahora que los científicos entienden qué está causando los cambios en los riñones, pueden buscar formas de detenerlos.
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