Un equipo de investigadores del Baylor College of Medicine reporto en la revista Science Advances un fármaco que, en cultivos de laboratorio y modelos animales, reduce significativamente la capacidad de las bacterias para desarrollar resistencia a los antibióticos, lo que podría prolongar la eficacia de los antibióticos.
Un trabajo anterior había demostrado como cultivos bacterianos en el laboratorio expuestos a la ciprofloxacina aumentaban la tasa de mutación.
Encontraron un programa mutacional que se activa por las respuestas bacterianas al estrés, programas genéticamente que instruyen a las células para que aumenten la producción de moléculas protectoras durante el estrés, incluido el estrés causado por bajas concentraciones de ciprofloxacina. Las concentraciones bajas ocurren al principio y al final de las terapias con antibióticos si se olvidan las dosis.
Las mismas respuestas al estrés también aumentan la capacidad de hacer mutaciones genéticas. Algunas de las mutaciones pueden conferir resistencia a la ciprofloxacina, mientras que otras mutaciones pueden permitir la resistencia a antibióticos que aún no se han encontrado. Los procesos de generación de mutaciones que son activados por las respuestas al estrés se denominan mecanismos de mutación inducidos por el estrés.
Las bacterias con mutaciones de resistencia a los antibióticos pueden sufrir una infección en presencia de ciprofloxacina. Este estudio es el primero en demostrar que en las infecciones animales tratadas con ciprofloxacina, la bacteria activa un conocido proceso mutacional genético inducido por el estrés. La resistencia al cipro ocurre principalmente cuando la bacteria desarrolla nuevas mutaciones, tanto clínicamente como en el laboratorio, en lugar de adquirir genes que confieren resistencia a los antibióticos de otras bacterias.
Buscando prevenir el desarrollo de resistencia a los antibióticos, los investigadores examinaron 1.120 medicamentos aprobados para uso humano por su capacidad para reducir la respuesta maestra al estrés bacteriano, que mostraron que contrarresta la aparición de mutaciones de resistencia. Además, y contrariamente a la intuición, querían fármacos "sigilosos" que no retardaran la proliferación bacteriana, lo que conferiría una ventaja de crecimiento a cualquier mutante bacteriano que resistiera el propio fármaco que retarda la mutación. Es decir, medicamentos que no son antibióticos en sí mismos.
Descubrieron que el fármaco, llamado cloruro de decualinio (DEQ), es una prueba de concepto para los fármacos que retardan la evolución. Administrado junto con ciprofloxacina, DEQ redujo el desarrollo de mutaciones que confieren resistencia a los antibióticos, tanto en cultivos de laboratorio como en modelos animales de infección, y las bacterias no desarrollaron resistencia a DEQ. Además, lograron este efecto de ralentización de la mutación a concentraciones bajas de DEQ, lo que es prometedor para los pacientes. Se necesitan ensayos clínicos futuros para evaluar la capacidad de DEQ para desacelerar la resistencia bacteriana a los antibióticos en los pacientes.
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