El objetivo es mejorar la nutrición mundial y alinearse con las pautas dietéticas con el valor nutricional más alto de cualquier comida que los niños puedan obtener fuera del hogar.
Los primeros límites son los alimentos con alto contenido de azúcar como cereales endulzados, yogures y leches saborizadas. El plan también limita los postres de granos azucarados, como muffins o donas, a no más de dos veces por semana en el desayuno.
La propuesta también reduciría el sodio en las comidas escolares en un 30 %. Se reducirían gradualmente para alinearse con las pautas, que recomiendan que los mayores de 14 años limiten el sodio a aproximadamente 2000 miligramos por día, con menos para los niños más pequeños. .
Los niveles caerían, por ejemplo, de un promedio de alrededor de 1,280 miligramos de sodio permitidos ahora por almuerzo para niños a alrededor de 935 miligramos. A modo de comparación, un típico sándwich de pavo con mostaza y queso podría contener 1500 miligramos de sodio.
Los expertos en salud dicen que reducir el consumo de azúcar y sal puede ayudar a disminuir el riesgo de enfermedades en los niños, como obesidad, diabetes, presión arterial alta y otros problemas que a menudo continúan hasta la edad adulta.
Como parte del plan, se debe exigir que el 80 % de todos los granos ofrecidos en una semana sean integrales. Esto permitiría que las escuelas sirvan alimentos no integrales, como tortillas de harina blanca, o arepa un día a la semana para variar sus menús. Otra opción sugiere servir leche descremada y baja en grasa sin sabor a los niños más pequeños y reservar las leches con chocolate y otros sabores para los niños de secundaria.
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