Cuando nuestras células procesan el oxígeno que respiramos y los alimentos que comemos todos los días para sobrevivir, generan subproductos potencialmente tóxicos conocidos popularmente como radicales libres. Algunas de estas moléculas realizan funciones esenciales para el organismo, pero si hay demasiadas, las estructuras internas de las células pueden dañarse, lo que impide que las células funcionen correctamente y puede conducir a enfermedades crónicas. Este proceso se llama estrés oxidativo. Nuestros cuerpos contienen un verdadero arsenal de enzimas antioxidantes que ayudan a mantener un equilibrio apropiado de especies reactivas de oxígeno, pero estos mecanismos de control se vuelven menos eficientes a medida que envejecemos.
Un artículo publicado en la revista Nutrition, apoya que complementar la dieta con el aminoácido taurina podría ser una estrategia nutricional viable para combatir el problema. La taurina es un nutriente que se encuentra en el pescado, los mariscos, el pollo, el pavo y la carne de res. También se produce naturalmente en algunos tejidos del cuerpo humano, especialmente en el hígado, y es importante para el funcionamiento del sistema nervioso central, la inmunidad, la vista y la fertilidad.
El estudio fue realizado en la Universidad de São Paulo (USP) en Brasil e involucró a 24 mujeres voluntarias con edades entre 55 y 70 años. Fueron divididas aleatoriamente en dos grupos. Un grupo tomó tres cápsulas de 500 mg de taurina al día durante 16 semanas (1,5 g al día). El otro tomó cápsulas que contenían solo almidón de maíz (placebo). Ni los participantes ni los investigadores sabían a qué grupo pertenecía cada voluntario.
Se analizaron marcadores de estrés oxidativo en muestras de sangre recogidas antes y al final de la intervención. Uno de los resultados más interesantes fue un aumento de casi el 20 % en los niveles de la enzima antioxidante superóxido dismutasa (SOD) en el grupo que recibió taurina, en comparación con una disminución del 3,5 % en el grupo de control. Como explican los autores, la SOD protege a las células de las reacciones dañinas del radical superóxido.
Además de la SOD, analizaron otros dos marcadores de estrés oxidativo: la enzima antioxidante glutatión reductasa (GR), que disminuyó significativamente en ambos grupos, y el malondialdehído (MDA), que aumentó un 23 % en el grupo control y disminuyó un 4 % en el grupo suplementado con taurina.
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