Un análisis, de la UC San Francisco y la Universidad de Washington publicado en la revista PLOS Medicine, da la mirada más profunda hasta ahora sobre cómo la contaminación del aire afecta el embarazo, incluida la edad gestacional al nacer, la reducción del peso al nacer, el bajo peso al nacer y el parto prematuro.
La investigación cuantificó los riesgos de parto prematuro y bajo peso al nacer en función de la exposición total a la contaminación interior y exterior, al tiempo que contabiliza la probabilidad de que el resultado negativo los efectos disminuyen gradualmente a niveles más altos.
La evidencia apunta a la contaminación del aire como una de las principales causas de parto prematuro y bajo peso al nacer. La Organización Mundial de la Salud estima que más del 90 % de la población mundial vive con aire exterior contaminado, y la mitad de la población mundial también está expuesta a la contaminación del aire interior por la quema de carbón, estiércol y madera dentro de la casa.
El estudio concluyó que la incidencia global de parto prematuro y bajo peso al nacer podría reducirse en casi un 78 % si se minimizara la contaminación del aire además cuantificó los efectos de la contaminación del aire con la mortalidad temprana, concluyendo que contribuyó a la muerte de 500.000 recién nacidos en 2019.
Esta evidencia sugiere que la contaminación del aire debería considerarse ahora un factor importante de morbilidad y mortalidad infantil y hay que tomar medidas para mitigar el cambio climático y reducir los niveles de contaminación del aire lo cual tendrá un beneficio colateral significativo para la salud de los recién nacidos.
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