Los hallazgos arqueobotánicos en algunas regiones orientales de Asia muestran que el arroz había formado parte de la dieta de los habitantes en el pasado, desde hace 12.000 años. Después de la domesticación del arroz y la introducción de técnicas de cultivo de arroz, hace entre 7.000 y 6.000 años, el arroz se extendió rápidamente por Corea y Japón. En las regiones del norte del subcontinente indio, un proceso de domesticación independiente había comenzado hace 4.000 años y llevó a la selección de variedades de arroz que presentaban un índice glucémico más bajo en comparación con el arroz de Asia oriental.
Para probar tal hipótesis, los investigadores analizaron el genoma de más de 2.000 sujetos de 124 poblaciones del este y sur de Asia. Luego, compararon la evolución adaptativa observada en los grupos étnicos chinos Han y Tujia, así como en personas de ascendencia coreana y japonesa con la de personas de regiones de Pakistán, Bangladesh, Myanmar, Vietnam y el sudeste asiático. Los sujetos del sudeste asiático se utilizaron como grupos de control porque su adopción de dietas a base de cereales se produjo muchos miles de años después.
Algunas de las modificaciones genéticas que identificaron los investigadores están asociadas con un IMC más bajo y un riesgo más débil de enfermedades cardiovasculares gracias a una conversión reducida de carbohidratos en colesterol y ácidos grasos. Algunas otras adaptaciones favorecen una menor resistencia a la insulina ya que modulan negativamente la glucogénesis en el hígado. Finalmente, algunos otros estimulan la producción de ácido retinoico, que es un metabolito de la vitamina A. La deficiencia de este compuesto orgánico nutricional a menudo causa problemas de salud en personas que consumen una dieta a base de arroz.
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