Un estudio de la Clínica Mayo publicado
en Nature
Medicine encontró que la aplicación de inteligencia artificial (IA) a el
electrocardiograma (ECG), resulta en un indicador temprano simple y asequible
de disfunción ventricular izquierda asintomática. La disfunción ventricular
izquierda asintomática se caracteriza por la presencia de una bomba cardíaca
débil con riesgo de insuficiencia cardíaca manifiesta, la mejor prueba de
detección existente para la disfunción ventricular izquierda asintomática es
medir los niveles de péptido natriurético (BNP), pero los resultados del BNP
han sido decepcionantes. La disfunción ventricular izquierda generalmente se
diagnostica con pruebas de imagen costosas y menos accesible, como ecocardiogramas
o tomografías computarizadas o resonancias magnéticas. En su estudio, los
investigadores de la Clínica Mayo plantearon la hipótesis de que la disfunción
ventricular izquierda asintomática podría detectarse de manera confiable en el
ECG con una red neuronal debidamente entrenada. Para probar su hipótesis, crearon,
entrenaron, validaron y luego probaron una red neuronal. El estudio concluyó
que la IA aplicada a un EKG estándar detecta de manera confiable una disfunción
ventricular izquierda asintomática. Pacientes
sin disfunción ventricular, con una prueba de IA positiva tienen un riesgo
cuatro veces mayor de desarrollar disfunción ventricular futura, en comparación
con aquellos con una pantalla negativa. La prueba no solo identifica la
enfermedad asintomática, sino que también pronostica el riesgo de enfermedad
futura identificando cambios muy tempranos y sutiles del ECG que se producen
antes de la debilidad del músculo cardíaco.
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