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06 septiembre 2007

Cerebro Reorganizado

Se sabe perfectamente que el cerebro de los niños tiene una gran capacidad para cambiar. Sin embargo, sigue existiendo controversia en torno a si el córtex sensorial primario del cerebro adulto mantiene esa plasticidad.
Un nuevo estudio llevado a cabo por neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) demuestra que el córtex visual de los adultos también es capaz de reorganizarse y que esos cambios afectan a la percepción visual.
La investigación se publica en el "Journal of Neuroscience" y en el artículo los investigadores opinan que esa capacidad adaptativa del cerebro adulto podría emplearse en áreas que van desde el aprendizaje hasta intervenciones dirigidas a mejorar la recuperación tras un accidente cerebrovascular, una lesión cerebral o incluso en trastornos visuales.
Hace ya dos décadas, en estudios con animales, se comprobó que el cerebro adulto podía cambiar. Mucho más tarde, en 2005, mediante resonancia magnética funcional se halló evidencia de plasticidad en el córtex visual de adultos con degeneración macular, pero los resultados no fueron reproducidos en otro estudio posterior, por lo que la capacidad de cambio del cerebro adulto humano seguía en entredicho.
La nueva investigación se centró en un paciente afectado por un ictus que afectó a sus fibras de radiación óptica, las cuales transmiten información desde el ojo al córtex visual primario, si bien el córtex permanecía intacto en este paciente. El daño derivado del ictus eliminó la entrada de información desde el campo visual izquierdo superior a la región correspondiente del córtex visual primario, suprimiendo la función de dicha área cerebral y creando una zona ciega en el campo visual izquierdo superior.
Los investigadores quisieron saber qué hacía sucedido en la zona correspondiente del córtex visual primario y descubrieron que había asumido nuevas propiedades funcionales, por lo cual el paciente vía de manera diferente como consecuencia de la reorganización cortical. De hecho, las imágenes le parecían distorsionadas en el campo visual izquierdo superior, distorsiones que, a juicio de los científicos, eran resultado de la reorganización del córtex. Posteriores estudios con resonancia magnética funcional confirmaron que esa zona del cerebro respondía a información recibida desde el campo visual izquierdo superior.

Sindrome de Bolsa Faringea

Es una enfermedad rara del desarrollo, caracterizada por hipocalcemia, enfermedad cardiaca al nacimiento, facies peculiar, mayor frecuencia de infecciones y ausencia o escaso desarrollo del timo y de las glándulas paratiroides; existe también un déficit de la inmunidad celular, estando intacta la inmunidad humoral. Esta anomalía consiste en una aplasia o hipoplasia timo-paratiroidea, resultado de defectos durante el desarrollo fetal temprano. Estos defectos ocurren en las áreas conocidas como las tercera y cuarta bolsas faríngeas, que se convierten más adelante en las glándulas del timo y de las paratiroides. Es frecuente la afectación de otras estructuras que se desarrollan en el mismo período; así, se producen anomalías en los grandes vasos, dextroposición del arco aórtico, cardiopatías congénitas tales como defectos de los tabiques auricular y ventricular, atresia esofágica, úvula bífida, filtrum, hipertelorismo, oblicuidad antimongoloide, hipoplasia mandibular y orejas de implantación baja y a menudo hendidas. La clínica suele iniciarse con convulsiones hipocalcémicas en el período neonatal y debe hacerse el diagnóstico diferencial con el síndrome alcohólico fetal, al que se parece además de en las convulsiones, en las características faciales y lesiones cardíacas. Es rara la aparición familiar de este síndrome, por lo que en un principio se pensó que probablemente el defecto no sería hereditario. Sin embargo, se han identificado mutaciones en el brazo largo del cromosoma 22 (22q 11) en más del 95% de los casos.

05 septiembre 2007

Sindromes del Sueño

Como parte de un estudio llevado a cabo en 5 consultorios de práctica familiar en Carolina del Norte, investigadores evaluaron 2963 pacientes adultos consecutivos para síndromes del sueño y se propusieron averiguar cual status demográfico y de salud estaba asociado con estos trastornos.
Ellos encontraron: Más de la mitad reportaron somnolencia diurna excesiva, un tercio tenían insomnio, más de 25% tenían síndrome de piernas inquietas y 13 a 33% reportaron síntomas de apnea obstructiva del sueño.
Los participantes que evaluaron su salud como pobre reportaron tasas significativamente mayores de todos los ítems de disturbios del sueño. Los pacientes con hipertensión, síndromes de dolor y depresión, tenían un riesgo incrementado significativo para todos los síntomas del sueño. Pacientes que reportaron actividad limitada tenían un riesgo significativo de síndrome de piernas inquietas.
Los investigadores concluyeron: Los síntomas del sueño tienen una alta prevalencia en poblaciones de atención primaria. Los pacientes con mayor riesgo para problemas del sueño son aquellos con dolor, enfermedad mental, actividad limitada y globalmente, “pobre salud física y mental”. Debido a que los trastornos del sueño están asociados con un impacto significativo sobre la salud, respuestas positivas a preguntas sobre síntomas del sueño deben conducir a una pronta investigación diagnóstica.
Resaltando la necesidad de investigar la posible etiología de un problema de sueño del paciente, no simplemente tratarlo.

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