Esos cambios, según explican los científicos, son fáciles de monitorizar con la nueva técnica, que emplea un sistema lumínico producir una huella óptica del tejido intestinal alterado, incrementando la resolución de los datos para que el diagnóstico sea más preciso.
En su investigación, analizaron muestras de tejido de 19 pacientes diagnosticados de cáncer de páncreas y de 32 controles sin la enfermedad.
Con el nuevo método consiguieron distinguir los pacientes afectados de los sanos con una precisión prácticamente del 100%.
Los resultados más claros se observan, además, en los pacientes que se encuentran en la fase más temprana de la enfermedad.
Su uso clínico, a juicio de los autores, aún podría tardar entre 3 y 5 años, aunque son necesarios más estudios para confirmar la validez de estos resultados.
Además, esperan que en el futuro esta prueba pueda realizarse sin necesidad de biopsia.