Las vacunas contra el covid 19 para que logren su cometido de minimizar la pandemia deben distribuirse en todas las poblaciones del mundo incluso en aquellas que cuentan con malos servicios y entre las de difícil acceso. Hay muchos centros de Salud que poseen un suministro eléctrico inestable, o bien no pueden permitirse congeladores que enfríen a temperaturas extremadamente bajas.
Las vacunas de Pfizer y Moderna exigen una compleja cadena
de frío, que implica congeladores y métodos de transporte que integren control
de temperatura. Esta necesidad de preservar la cadena de frío no la califican
para ser usadas en las regiones pobres,
en las zonas del mundo más remotas o en aquellos lugares donde la temperatura
media durante el día es muy elevada y no hay acceso a la electricidad, y no
tienen las condiciones necesarias para mantener las vacunas a temperaturas
bajas.
Las vacunas desarrolladas por AstraZeneca y Johnson & Johnson, solo
requieren de una refrigeración convencional y no temperaturas bajo cero y podrían
ampliar en gran medida el número de
personas que podrán ser vacunadas pero estas son muy costosas y por lo tanto estarán
a disposición de solo los 92 países que participan en el programa COVAX.
La Vacuna Sputnik V se tiene que mantener a una temperatura
entre 2 y 8 grados y su bajo costo la hace accesible a muchos países pero
tiene que ser aplicada en un ambiente con aire acondicionado lo que impedirá la
administración en jornadas o en los hogares de las personas encamadas o que no
puedan movilizarse por sus propios medios
Hasta la fecha, los esfuerzos más prometedores para
desarrollar vacunas contra la COVID-19 a temperatura ambiente vienen de un
grupo de científicos chinos que ha desarrollado un método para envolver una
vacuna de ARN mensajero en nanopartículas de lípidos que la mantienen
refrigerada a temperatura ambiente. Otro grupo de científicos de la India está
desarrollando un fragmento de proteína que soporta temperaturas elevadas. Y más
recientemente, un grupo de investigadores de Reino Unido ha empezado a
colaborar en el desarrollo de una vacuna basada en un polímero estabilizador,
de dosis sólida y sin agujas.
Sin embargo estas vacunas también tienen que enfrentar el hecho, que muchas poblaciones pueden no tener ni siquiera carreteras y no hablemos de aeropuertos, incluso en los casos en los que haya carreteras, estas pueden resultar intransitables durante ciertas épocas del año. Solo los países más ricos disponen de los recursos necesarios para implementar una cadena de frío sólida y esto significa que grandes grupos de personas de la población mundial no tendrán a su dispocision una vacuna contra la COVID-19.
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