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22 enero 2014

El Cerebro al envejecer solo disminuye su Velocidad

Una investigación de la Universidad de Tuebingen, en Alemania publicada en Topics in Cognitive Science asegura que los cerebros más viejos pueden necesitar de más tiempo para procesar la cada vez mayor cantidad de conocimiento. Y aseguran que con frecuencia esto ha sido erróneamente identificado como un deterioro de la capacidad. Los investigadores comprobaron con modelos computarizados que no es lo mismo procesar unas 40.000 palabras que en promedio estiman manejaría un adulto joven, que las más de 90.000 que tendría una persona de más de 60 años. Los modelos predicen que, en promedio, sólo la tarea de reconocer un nombre para un septuagenario toma cerca de medio segundo más que para una persona de 20 años, Estos computadores fueron programados para que actuaran como si fueran humanos. Debían leer cierta cantidad de información al día y aprender cosas nuevas en el camino. Cuando los investigadores ponían un límite a la cantidad de lectura, su desempeño en las pruebas cognitivas se parecía a la de un adulto joven. No obstante, si se sometía al mismo computador a una cantidad de datos representativa de una vida de experiencias, entonces su desempeño era más parecido al de un adulto de mayor edad. Con frecuencia era más lento, no porque disminuía su capacidad de procesamiento, sino porque la base de datos había aumentado, lo que significaba más  tiempo para procesar información.

Bases Biológicas de la Obesidad

Un estudio del departamento de neurociencia de la Escuela de Medicina de la Universidad Tufts en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, revelo cómo una proteína en el cerebro ayuda a regular el consumo de alimentos y el peso corporal. Los resultados de la nueva investigación revelan una posible vía, no tenida en cuenta hasta ahora, para el tratamiento de la obesidad, y pueden ayudar a explicar por qué fármacos que se prescriben para tratar la epilepsia y otros trastornos, y de los que se sabe que interfieren con esta proteína, pueden causar un aumento de peso en el paciente que se medica con ellos. La proteína, alfa2/delta-1, no había sido vinculada previamente a la obesidad. Esta facilita el trabajo de otra proteína, conocida como factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). La BDNF desempeña un papel fundamental en la supresión del apetito, por un mecanismo fundamental que regula los efectos inhibidores de la BDNF sobre la conducta de comer en exceso. Se sabe que los niveles bajos de BDNF en el cerebro conducen a comer en exceso y a una gran obesidad, pero la proteína alfa2/delta-1 es necesaria para la funcionamiento normal de la BDNF, lo que ofrece un nuevo objetivo potencial para nuevos tratamientos de la obesidad. Los investigadores descubrieron que los niveles bajos de BDNF estaban asociados con una menor actividad de la alfa2/delta-1 en el hipotálamo, una región del cerebro que es esencial para la regulación del consumo de alimentos y del peso corporal. Cuando el equipo inhibía la proteína alfa2/delta-1 en ratones normales, estos comían más, y aumentaban de peso. Por el contrario, cuando el equipo corregía la deficiencia de alfa2/delta-1 en ratones con niveles reducidos de BDNF, se mitigaba el aumento de peso y la conducta de comer en exceso. Además, se normalizaban los niveles de azúcar en la sangre.


20 enero 2014

La Falta de Sueño Conduce a Cáncer de Prostata

Una Investigación del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Harvard de Salud Pública de Boston, Estados Unidos, evidencio que la pérdida de sueño y otros factores pueden influir en la cantidad de secreción de melatonina o bloquearla por completo, y  los problemas de salud asociados con la baja melatonina, la interrupción del sueño, y/o interrupción del ritmo circadiano son amplios, incluyendo un factor de riesgo potencial para el cáncer. Los hombres que tenían niveles más altos de melatonina presentaban un 75% menos de riesgo de desarrollar cáncer de próstata avanzado en comparación con los hombres que poseían niveles más bajos de melatonina. Los resultados apoyan la importancia de mantener un ciclo estable de luz-oscuridad y sueño-vigilia. Los investigadores descubrieron que uno de cada siete hombres de los 928 analizados reportaron problemas para conciliar el sueño, uno de cada cinco presentó problemas para permanecer dormido y casi uno de cada tres tomaba medicamentos para dormir. Los hombres que ingerían medicamentos para dormir, tenían problemas para conciliar el sueño y dificultades para permanecer dormido presentaban niveles significativamente más bajos en comparación con los que dormían normalmente. De los participantes, 111 hombres fueron diagnosticados con cáncer de próstata, incluyendo 24 con enfermedad avanzada. Los investigadores hallaron que los hombres cuyos niveles de melatonina fueron más altos que el valor medio registraban un 75% menos de riesgo de cáncer de próstata avanzado. Se necesitan más estudios prospectivos para investigar la interacción entre la duración del sueño, los trastornos del sueño y los niveles de melatonina en el riesgo de cáncer de próstata.


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