Tanto para el niño como para la madre, el primer mes transcurre en una condición
especial: ambos se alteran porque el nacimiento
que para ellos es una separación difícil requiere aproximadamente 40
días para aceptarse. El recién nacido tiene muchas tareas importantes que
realizar para adaptarse al mundo exterior, tan diferente al ambiente
intrauterino. Se ha descrito esta etapa como de autismo normal, de la que saldrá poco a poco relacionándose con el
mundo a través del contacto con su madre y de los estímulos que recibe con los
cuidados maternos: el sentir el cuerpo de la madre, su calor, su olor y sus
caricias producen el primer vínculo interpersonal del niño. La madre, que se
enfrenta a una serie de cambios psíquicos que se inician con la depresión
postparto, establece con el niño una comunicación especial que es muy estrecha y
cualquier separación es dolorosa para ambos. En esta etapa, no es
la palabra lo más importante de la comunicación, lo son la mirada y el tacto. Si observamos un
recién nacido y su madre, veremos como la madre pasa mucho tiempo mirándolo y
tocándolo. El bebé recién nacido clasifica todo lo que recibe como caricias o como golpes; como todo niño
tiene, desde el nacimiento, momentos desagradables y placenteros. Claro está,
es importante para su desarrollo y su relación con el mundo, que las experiencias placenteras superen a las
dolorosas. El sufrimiento corporal, en esta etapa, no puede ser
registrado en palabras ni pensado, es solamente sentido y queda grabado como
sensación especial. Las experiencias vividas en esta etapa son determinantes para la organización
del yo. El recién nacido puede tener signos de estrés, ansiedad, miedo y los prematuros, ante la experiencia dolorosa,
buscan la presencia humana. El contacto humano con el recién nacido, es un
factor para tomar en cuenta por los cuidadores en caso de enfermedad del niño. Popularmente
se piensa que el bebé está demasiado pequeño para darse cuenta de lo que
pasa (es cierto que no tiene la capacidad de decir lo que sufre) pero el
sufrimiento que no puede ser puesto en palabra es mayor, porque no puede
pensar. Es preferible que el niño sea atendido por una sola persona, requiere
ser atendido muy de cerca y esa atención le proporcionará ese monto de
bienestar que necesita para crecer con sentimiento de estar seguro. Para que el
niño pase con éxito por ésta etapa, hace falta que la madre esté dedicada a él
y pendiente de sus necesidades, de manera que éstas sean satisfechas lo antes
posible. La presencia de la madre en este primer mes debe ser casi
permanente.