El flúor se encuentra de forma natural en forma de iones de flúor en el agua potable, pero las concentraciones son generalmente bajas en los suministros públicos de agua pero alta en los posos profundos. En algunos países, como Estados Unidos, Canadá, Chile, Australia e Irlanda, se suele añadir flúor al suministro de agua municipal en una proporción de alrededor de 0,7 mg por litro para prevenir la caries.
Un estudio del Instituto Karolinska respalda ahora algunos
estudios previos que indican que la exposición al flúor durante la etapa fetal
o la primera infancia puede perjudicar la cognición en los niños. Los
investigadores siguieron a 500 madres y sus hijos en zonas rurales de
Bangladesh, donde el flúor está presente de forma natural en el agua potable,
para investigar la asociación entre la exposición temprana al flúor y las
capacidades cognitivas de los niños. Las concentraciones son similares a las
encontradas en muchos otros países del mundo.
Psicólogos capacitados evaluaron las capacidades cognitivas
de los niños a los cinco y diez años de edad, utilizando pruebas bien
establecidas. La exposición al flúor en las madres y los niños se determinó
midiendo las concentraciones en muestras de orina, lo que reflejo la exposición
continua a todas las fuentes, como el agua potable, los alimentos y los productos
para el cuidado dental. El flúor presente en la pasta de dientes es importante
para la prevención de las caries, pero es importante no tragarse la pasta de
dientes durante el cepillado.
La concentración media de flúor en la orina de las mujeres
embarazadas de Bangladesh fue de 0,63 mg/L. El aumento de las concentraciones
de flúor en las mujeres embarazadas podría estar relacionado con la disminución
de las capacidades cognitivas de sus hijos a los cinco y diez años de edad. Los
niños que tenían más de 0,72 mg/L de flúor en la orina a la edad de diez años
también tenían capacidades cognitivas inferiores a las de los niños con menos
flúor en la orina, con asociaciones más pronunciadas con las habilidades de
razonamiento verbal y la capacidad de interpretar y procesar la información
sensorial. Las exposiciones que se asociaron con un desarrollo cognitivo
deficiente son inferiores a las obtenidas con el umbral actual de la OMS y la
UE para el flúor en el agua potable, que es de 1,5 mg/L.
Los investigadores no encontraron ningún vínculo
estadísticamente significativo entre las concentraciones de flúor en la orina
de los niños de cinco años y sus capacidades cognitivas. Como se trata de un
estudio observacional, no se pueden sacar conclusiones firmes sobre las
causalidades. Por ello, según los investigadores, es importante evaluar los
resultados generales de varios estudios longitudinales similares. Ahora
investigarán las asociaciones en otras poblaciones y establecerán modelos
experimentales para determinar los posibles mecanismos moleculares que las
impulsan.
El estudio se publico en la revista Environmental health perspectives
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