Las personas infectadas con clamidia pueden transmitir estas bacterias a otras personas durante las relaciones sexuales sin protección. Los patógenos normalmente no causan síntomas o sólo presentan síntomas leves al principio, como picazón en la vagina, el pene o el ano. Si se detecta la infección, se puede tratar fácilmente con antibióticos. Si esto no sucede, las bacterias pueden causar problemas graves, como infertilidad y cáncer.
En la práctica clínica diaria se conoce un fenómeno que puede ocurrir después de un tratamiento antibiótico exitoso: cuando las personas que ya han recibido tratamiento acuden al médico con una nueva infección por clamidia, a menudo están infectadas con exactamente las mismas cepas de bacterias que la infección anterior. Esto se conoce como persistencia y es problemático porque la clamidia que persiste en el cuerpo se vuelve cada vez más resistente a los antibióticos con el tiempo.
Los experimentos realizados con ratones han demostrado que la clamidia puede asentarse en el intestino de los animales. En los seres humanos, las bacterias parecen encontrar su sitio de residencia precisamente en ese lugar. Los investigadores identificaron el intestino como un nicho con la ayuda de órganos artificiales en formato miniatura, los llamados organoides, estructuras creadas en el laboratorio a partir de células intestinales humanas que son muy similares en estructura y función al órgano modelo.
Los científicos intentaron infectar los organoides intestinales con clamidia. Descubrieron que la capa celular interna de los organoides es muy resistente a las bacterias: los patógenos solo pueden penetrar allí si el epitelio celular está dañado. Sin embargo, desde el lado de la sangre, la clamidia puede infectar con mucha eficacia. Si esto se traslada al organismo humano, la infección por clamidia, con su consiguiente persistencia, sólo puede producirse con dificultad a través del intestino, pero con mucha facilidad a través de la sangre. Sin embargo, todavía no se ha confirmado en estudios clínicos si esto ocurre realmente en el cuerpo humano.
El siguiente paso es determinar si la clamidia selecciona determinados tipos de células para su persistencia, una tarea nada fácil, ya que el intestino está formado por cientos de tipos de células diferentes. Pero tal vez sean también factores del tejido circundante los que desencadenan la persistencia. Estos y otros detalles se investigarán ahora.
Este articulo fue publicado en la revista PLOS Pathogens.
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