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25 septiembre 2007

Signos Vitales

Pulso El pulso es el número de veces que el corazón bombea la sangre al cuerpo en cada minuto.
La frecuencia del pulso varía según la edad de la persona y la actividad que realiza. Así, en niño menor de 3 años, el pulso normal es de 100 pulsaciones por minuto; en niños de 3 a 12 años, es de 80 pulsaciones por minuto y de los 12 años en adelante es de 60 a 80 por minuto.
El pulso de una persona se puede tomar en dos partes del cuerpo: en la muñeca, presionando suavemente bajo el dedo gordo con los dedos índice, medio y anular o a un lado del cuello, bajo el oído, utilizando los mismos dedos.
Con ayuda de un reloj de preferencia con segundero, se deben contar las pulsaciones sentidas durante un minuto.
Si el número de pulsaciones es mayor de 100 por minuto, se puede deber entre otras causas a una hemorragia que puede ser interna, a deshidratación o porque la persona esté en estado de choque.
En caso de no sentir el pulso, es posible que la persona tenga un paro cardiaco y en ese caso debe actuar de inmediato para restablecer los latidos del carazón.
Frecuencia respiratoria
La frecuencia respiratoria es la cantidad de veces que una persona introduce oxígeno a su cuerpo mediante la inhalación y exhalación del aire. Esta frecuencia varía según la edad y la actividad física que se realice.
En un niño pequeño la frecuencia es de hasta 40 respiraciones por minuto, en uno de 3 a 12 años es de 20 por minuto y en una persona mayor de 12 años es de 16 por minuto.
Para saber si una persona está respirando normalmente se tiene que contar el número de respiraciones en un minuto.
Hay que tener en cuenta que con determinadas situaciones el número de respiraciones puede aumentar, por ejemplo al sentir miedo, después de un susto o por haber corrido rápidamente.
Lo importante es que no disminuyan sus niveles normales. Por eso, si no se percibe la respiración, hay que colocar el dedo bajo la nariz de la persona para sentir si está exhalando el aire, en caso de que esto no suceda, hay que dar de inmediato respiración boca a boca, ya que puede tener un paro respiratorio, que puede ser causado por un golpe, asfixia, ahogamiento o estado de choque.
Temperatura
La temperatura del cuerpo es muy importante para detectar alguna emergencia.
El cuerpo humano debe mantenerse entre 36.4°C. y 37.1°C. dependiendo de la actividad que se realice, pero cuando esta desciende o aumenta considerablemente es señal de alarma para el organismo.
La temperatura suele aumentar ante una infección o enfemedad y suele descender cuando hay algún traumatismo.
Si la persona accidentada está fría y su coloración es pálida, azulosa o amarillenta esto indica que está el riesgo.
Reflejos
Los reflejos son actos involuntarios del sistema nervioso que se presentan ante una emergencia. La dilatación de la pupila, la reacción ante un piquete o roce son algunos de ellos. Cuándo una persona está el peligro de perder la vida, sus pupilas que normalmente reaccionan ante la luz, se quedan estáticas. Este es otro signo de gravedad en un enfermo o accidentado.
El Conocimiento de los signos vitales es primordial para la prestacion de Primeros Auxilios.

Genes Antienvejecimiento

Investigadores de la Harvard Medical School (Estados Unidos) han descubierto dos genes en las células de mamíferos, denominados SIRT3 y SIRT4, que las protegen frente a las enfermedades del envejecimiento.
Cuando las células pasan por determinadas clases de estrés, como la restricción calórica, estos genes se aceleran y ayudan a proteger a las células frente a las enfermedades del envejecimiento.
El estudio actual muestra además que las mitocondrias, elementos de las células que se consideran generadores de la energía celular, son vitales para el mantenimiento de la salud y longevidad de las células. Los investigadores han descubierto que SIRT3 y SIRT4 tienen un papel clave en la longevidad de la maquinaria que mantiene la vitalidad de la mitocondria y la célula sana, cuando de lo contrario debería morir.
Cuando las células pasan por una restricción calórica, se envían señales a lo largo de la membrana que activan un gen llamado NAMP. A medida que los niveles de NAMP se elevan, una pequeña molécula denominada NAD comienza a acumularse en la mitocondria. Esto, a su vez, provoca que la actividad de las enzimas creadas por los genes SIRT3 y SIRT, enzimas que viven en las mitocondrias, aumenten también. Como resultado, la mitocondria se fortalece, aumenta la salida de energía y el proceso de envejecimiento de la célula se ralentiza en gran medida. Un proceso que, según señalan los investigadores, también se produce cuando se realiza ejercicio.
Los genes SIRT3 y SIRT4 podrían convertirse en dianas farmacológicas para enfermedades asociadas con el envejecimiento. Así, durante los pasados años los científicos han ido prestando una mayor atención a la función mitocondrial para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, la diabetes y los trastornos neurodegenerativos.

Percepciones Sensoriales

El tálamo, ubicado en el centro del cerebro, actúa como un tipo de estación transmisora del procesamiento sensorial. "Casi todos los receptores sensoriales de los ojos, los oídos o la piel pasan por el tálamo antes de proyectarse a otras áreas superiores del cerebro".
Hace alrededor de ocho años una mujer sufrió un accidente cerebrovascular que afectó sólo el núcleo ventrolateral, una parte del tálamo cuyo tamaño es inferior al de un guisante.
El accidente cerebrovascular interrumpió su circulación sanguínea y dejó un pequeño orificio en su cerebro que ya no funcionaba Alrededor de uno o dos años después del accidente cerebrovascular, empezó a sentir muchas sensaciones extrañas en el lado izquierdo de su cuerpo cuando escuchaba diferentes tipos de sonidos.
Los autores del estudio sometieron a la mujer a varias pruebas neurológicas. Algunos sonidos provocaban sensaciones en su mano izquierda, el lado izquierdo de su cara o de su antebrazo, un fenómeno conocido como sinestesia, dijo Ro. Otros sonidos no hacían nada.
Al parecer las neuronas del cerebro estaban intentando reconectarse después del accidente cerebrovascular, por lo que producían "cambios en los comportamientos, procesos sensoriales y la percepción", señaló Ro. "Las áreas del cerebro involucradas desde un principio con las sensaciones del lado izquierdo de su cuerpo pero que dejaron de recibir retroalimentación debido al daño cerebral responden ahora a diferentes sonidos".

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