
Esta tecnología lleva varios años mostrando sus bondades en deportes de contacto como el fútbol americano. "Permite al equipo médico saber si un atleta o un soldado ha sufrido un impacto o una explosión que haya causado altas aceleraciones en la cabeza. Este aumento de la velocidad se relaciona con síntomas y una manifestación clínica de daño traumático leve o conmoción cerebral".
El ejército estadounidense ha concedido a esta compañía un millón de dólares (más de 700.000 euros) para que todos los cascos incorporen la tecnología HIT. Con ese objetivo, los expertos han modificado el sistema para que, además de golpes y caídas, registre el movimiento que causan las explosiones -que suele ser más rápido y de mayor intensidad- y los cambios de presión provocados por la onda expansiva.
"Al recopilar estos datos en el propio campo de batalla, y relacionarlos con los resultados médicos de los soldados, nos ofrece un mejor entendimiento del daño cerebral que llevará a diseñar en el futuro unos cascos más protectores", concluye Greenwald.