04 diciembre 2025

¿Porqué los abrazos cálidos nos hacen sentir tan bien?


Hasta ahora, la temperatura corporal se consideraba una señal puramente fisiológica. Sin embargo, una nueva analizp cómo la termocepción  influye en la intensidad con la que percibimos nuestro cuerpo.

El estudio, de la Universidad de Pavía, publicado en Trends in Cognitive Sciences analiza décadas de investigación en neurociencia, psicología y ciencias clínicas. Los hallazgos amplían la neurociencia de la autoconciencia corporal para incluir la temperatura, revelando una vía previamente ignorada a través de la cual el cuerpo se comunica con el cerebro.

Los investigadores proponen que el vínculo entre la termocepción y la regulación de la temperatura corporal contribuye no sólo a la supervivencia y la comodidad, sino que también afecta la emoción, la identidad y la salud mental.

La alteración de la conciencia corporal es una característica de varias afecciones de salud mental , como los trastornos alimentarios, la depresión, la ansiedad y los trastornos relacionados con traumas. Quienes la padecen pueden experimentar una sensación de desapego o desconexión consigo mismos. La evidencia clínica de accidentes cerebrovasculares, anorexia nerviosa y disforia de integridad corporal muestra que las alteraciones en la percepción térmica pueden acompañar a alteraciones en la propiedad del cuerpo.

Por ejemplo, estudios experimentales nos permiten saber que las señales térmicas desempeñan un papel fundamental en las afecciones clínicas. Las personas con alteración de la regulación y la percepción de la temperatura, debido a un ictus cerebral, pueden desarrollar patologías que les impiden reconocer partes de su cuerpo como propias

Más allá del laboratorio, estos hallazgos tienen amplias implicaciones ya que comprender la contribución de las señales térmicas y la interacción piel-cerebro abre nuevas vías para identificar mecanismos de vulnerabilidad y desarrollar intervenciones sensoriales para la salud mental. Por ejemplo, podría mejorar la rehabilitación de pacientes neurológicos, fundamentar el diseño de prótesis más naturales y orientar las intervenciones de salud mental.

La revisión también destaca el posible impacto del cambio climático y la exposición a temperaturas extremas en la conciencia corporal y la cognición. A medida que aumentan las temperaturas globales, comprender cómo el calor y el frío influyen en la relación con nosotros mismos puede ayudar a explicar los cambios en el estado de ánimo, el estrés y la conciencia corporal en la vida cotidiana.

Cuando nos abrazamos, la combinación de señales táctiles y térmicas aumenta nuestra sensación de propiedad sobre nuestro cuerpo, por lo que estamos más conectados con nuestra identidad corporal. En términos científicos, el contacto interpersonal cálido activa aferentes táctiles C especializados y vías termosensibles que se proyectan a la corteza insular, facilitando la señalización interoceptiva asociada con la seguridad y la regulación afectiva. Esta información sensorial se acompaña de la liberación de oxitocina y la reducción del estrés fisiológico, lo que fomenta el vínculo social y mejora la autoconciencia corporal y, en última instancia, el bienestar.

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